sábado, 7 de febrero de 2009

Weapon of choice

Porque puedo elegir entre jugo o té todas las mañanas, puedo elegir estudiar o vaguear ese día y puedo seleccionar la música que lo adorna, elijo con quien hablar y a quien ignorar, elijo la ropa que uso, elijo la forma en que actúo, por que me presentas una cantidad infinita de posibilidades y la única razón por la que debería tener algo de que quejarme es porque elijo mal, por todo esto y más te maldigo espacio-tiempo, a ti y a tu continua necesidad de hacerme elegir.

Muy bien podría dejar de equivocarme al elegir, es cierto, podría meditar sobre lo que quiero, pensar en mis acciones, sus repercusiones y actuar en consecuencia, pero como venezolano que soy, la culpa no es mía,  es del malandro por asaltarme, del gobierno por no alimentarme, del profesor por clavarme o de las nubes por llover. Al fin y al cabo no es como si tuviese la capacidad trabajar por mi comida, de evitar que me asalten o me claven o de llevar un estúpido paraguas.

(por si alguien no notó la ironía en el texto, una forma fácil de notarla es concentrar y mantener su vista entre las teclas  H y G del teclado, cruzar los ojos y luego levantar el teclado hasta que esté sobre tu cabeza·)

Pero la verdad es que no nos gusta elegir, porque si elegimos la culpa es nuestra si las cosas no funcionan, lo que fallamos en notar es que el robado, hambriento, clavado o mojado soy yo (o eres tu?), así que de nada sirve ir por ahí azotando mi auto estima preguntándo por qué a nadie le importa si soy yo el que debería arreglarlo.


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